HISTORIA DE LA COLECCIÓN DE ARTE ROMANO Y POSIBILIDADES DE MEJORA DE LA COLECCIÓN DE ARTE ROMANO.
- museografiayromano
- 2 may 2018
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Actualizado: 3 may 2018

Cuando hablamos de la colección de arte romano nos tenemos que remontar a su apertura como Museo Provincial de Toledo, abriendo sus puertas en el siglo XIX e impulsado por la Comisión Provincial de Monumentos Artísticos, según los archivos.
Abierto como un museo científico artístico no es hasta 1844, cambiando su nombre por Comisión de Monumentos Histórico Artísticos, que se crea en la Comisión como una actividad.
Constando como piezas fundacionales obras procedentes de las desamortizaciones de 1821 y 1836, a lo que se le une la colección arqueológica de el cardenal Lorenzana y que hasta ese momento se encontraba en el Palacio Arzobispal, en relación con ello Amador Ríos señala que el propio Gabinete de Antigüedades del cardenal es el núcleo de objetos arqueológicos que se unen a los fondos del propio museo.
Sería después en el uso de san Pedro Mártir , que hasta ese momento había sido utilizado como almacén de pintura, para niños huérfanos y en el que se habían alojado en el Hospital de Santa Cruz hasta este traslado que se trasladará el museo al monasterio de San Juan de los reyes, instaladas las colecciones en varias salas. De las colecciones de esta época se nos habla en un texto muy posterior que se asigna a Francisco de Borja San Román Fernández hablando no solo de la situación de las colecciones y si no también de su instalación en el monasterio, aclarando que actuaria más de almacén que de museo propiamente dicho. Apilándose y mezclándose las diferentes piezas sin orden ni cronológico, ni de temática amparándose sobre todo en la base arqueológica, pero disponiéndose sin seguir ni siquiera los fundamentos museográficos de la época.
Cambiará de sede cuando el monasterio San Juan de los Reyes se declare en de permanecerá cerrado a partir de 1898 a 1917.
Pero será en el periodo de San Juan en el que las colecciones sufren las mayores pérdidas que afectarán a la colección arqueológica pero no a la colección romana. Aunque acabe con saldo positivo de piezas y económico debido a su unión al Cuerpo Facultativo, Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos en 1893.
No será hasta 1917 en el que el problema local se resuelve aunque momentáneamente con la instalación de las colecciones en la Diputación de Toledo hasta 1919 y es aquí cuando finalmente las colecciones se mandarán definitivamente al Hospital de Santa Cruz.
No ocupándose de manera integra el edificio dividido en la planta de ala izquierda, el vestíbulo general, el vestíbulo general de ingreso la escalera de acceso a la primera planta que dará a las exposiciones.
Cambiando completamente la disposición de las mismas, añadiendo un tono más artístico y con una clasificación más cuidada que nos informa acerca del hallazgo, cronología y cultura de manera individual en cada pieza. Disponiéndose de manera cronológica, pero guiándose a la vez por el peso de los objetos.
Es en la planta alta del museo en la que se podían ver cuatro corredores: prehistórico, romano, visigodo y árabe que nos habla del nuevo rumbo tomado por el museo.
Siendo así hasta el 1930, donde se reconstruye finalmente la crujía del patio principal y se empieza a proyectar la exposición arqueológica de las obras en él.
Continuando las obras hasta 1935 con la inauguración solemne del mismo, siendo la instalación y colecciones cuidadas, los almacenes de obras situados en el sótano, pero sobre todo siguiendo un itinerario cronológico de las colecciones.
Continuamos ahora en el periodo de Guerra civil española aquí mencionaremos al director Frnacisco de Borja San Román del museo ese momento del museo que realizo una labor encomiable a la preservación y restauración de las obras del Museo Arqueológico, así como de su exposición y difusión.
Se abrirán de nuevo las puertas del museo al finalizar la Guerra el 15 de octubre de 1939, pero sin cambiar la disposición museográfica en ningún momento hasta 1956. Reinstalando y renovando los soportes de las piezas, y en general del museo como por ejemplo la realización de una instalación eléctrica.
Siendo el 1958 el año en que se utilice todo el espacio disponible y en el 1961 en el que por Decreto y debido al cambio de 1958 no solo se cambie el nombre de Museo Arqueológico a Museo de Santa Cruz si no que tendrá un gran impacto en las colecciones y su disposición.
Instalándose en las dos salas nobles del claustro la Sección de Arqueología. Realizándose ello bajo la dirección de Matilde Revuelta Turbino que también introdujo la metodología museográfica en los propios fondos del museo entre otros proyectos. Trasladándose de nuevo la sala esta vez al sótano directamente bajo la sala noble del claustro.
No dándose pasos museísticos que fueran muy relevantes, pero acercándonos a una expresión museística más correcta nos encontramos los años de 1988 al 2008.
Es en el 2010 cuando vemos unos cambios muy significativos, instalándose en el crucero superior gran parte de la colección permanente, abarcando desde el Paleolítico hasta nosotros. Esto obligo que debido al espacio material que ofrece el propio crucero se produjera una cruda selección de piezas de cada momento y etapa artística. Aunque se perciben las piezas como las más relevantes y representativas de cada período, no podemos evitar percatarnos de la falta de piezas en cuanto al discurso ofrecido.
Disponiéndose en base a la estructura de cuatro brazos de la cruz griega. Y ello dispuesto a su vez en cinco secciones temáticas. Exponiendo la colección de arte romano en la primera etapa que nos lleva desde el Neolítico hasta le mundo islámico, nos encontramos la representación romana muy presente, mediante las piezas encontradas en Talavera de la Reina, esculturas que se encontraron en su zona urbana y musivarios que provenían de distintas villas romanas como la de Saucedo en Talavera la Nueva.
Una mejora importante en esta época fue la adaptación de la galería del claustro espacio, y en él la adaptación del muro del claustro ya que por su volumen tamaño y peso no se podían exponer en salas interiores y que al final ha actuado como pieza única del Mosaico de las Estaciones de la Vega Baja y que durante cuatro décadas estuvo escondido detrás de un muro de ladrillo en la sala de exposiciones temporales.
Y que ahora se puede apreciar junto a grandes elementos epigráficos o el togado.
Como nueva adquisición al museo nos encontramos al ‘’Éfebo de Toledo’’ que, nos ayuda a acercarnos al patrimonio del Toledo romano, con una estatua de ‘’sátiro danzante’’ con mármol de la isla griega de Paros, que se cree que podría acreditar la situación de termas debido a las similitudes en sus características con una estatua similar al Norte de África. Siendo hecho ex profeso para Toledo y llegando a través de Cartagonova, en el siglo II d.C.

POSIBILIDADES DE MEJORA DEL MUSEO.
Cuando entramos en el Museo de Santa Cruz, lo primero que se percibe es que es un museo con historia, es decir, la localización, las exposiciones todo ello nos llevaría a pensar que la colección romana no sería una excepción.
Pero el hecho es que, aunque con una colección de piezas bastante amplia el Museo de Santa Cruz a sacrificado gran parte de la colección a favor de otros discursos museográficos, creando un discurso cronológico, sí, pero que no satisface en gran medida el propósito de educar al visitante en el contexto romano de Toledo.
No obstante iniciativas como la pieza del mes, como se hizo en el mosaico de las cuatro estaciones, son grandes iniciativas que atraen al público pero que no llegan a crear una buena contextualización o discurso museográfico incluso con las pocas piezas expuestas que presente o embellezca al menos la pieza central como se ve que es el mosaico de las cuatro estaciones.
No cumpliendo con los principales objetivos museográficos.
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